Vivimos con un libre albedrío situado entre limitaciones. Esta aparente contradicción es, en última instancia, lo que nos define: la capacidad de tomar elecciones conscientes dentro de las limitaciones externas. Más que una contradicción, es un reto, un misterio y una invitación a trascendernos constantemente.
La clave para reconciliar nuestro libre albedrío con el funcionamiento del universo radica en adoptar una visión de humildad y asombro: entender que no somos dueños absolutos de nuestro destino, pero tampoco meros autómatas. Navegar este delicado equilibrio puede ser la esencia de lo que significa ser humano.
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